La Depuración

Tras la entrada en una población de los franquistas los funcionarios públicos debían demostrar a los vencedores que no habían sido rojos, ni habían actuado contra la unidad de España o el Movimiento Nacional. El mero hecho de simpatizar con la República y sus ideales podía suponer verse “depurado”, pudiendo acabar sin su trabajo, e incluso sin sus bienes o encarcelado. Había que “limpiar” la Administración de republicanos y para ello se abrieron expedientes con declaraciones juradas, interrogatorios, informes de terceros sobre la persona y su actividad en tiempos republicanos, etc. sólo así se podría seleccionar a los afectos a la causa de España para trabajar como funcionarios.

Como puede observarse en los ejemplos que se exponen no todos los expedientes fueron negativos para el investigado, pues a través de ellos unos perdieron su trabajo, pero otros lo recuperaron por haber abandonado sus funciones durante la República.