Detención, prisión y muerte
La represión durante todo este periodo se fundamentó en los gobiernos locales y en los grupos y personas que los sustentaban. Ellos fueron los encargados de aportar los nombres de las personas afectas a la República para su detención y enjuiciamiento. La represión no la hizo el sistema, sino personas del propio entorno de los acusados.
Durante los primeros momentos de la Guerra Civil hubo una más que significativa represión en la retaguardia republicana de todos aquellos que se consideraban enemigos de la República (sacerdotes y religiosos en general, labradores ricos, empresarios, militares sublevados o acusados de sublevación…) La falta de capacidad del Gobierno Central republicano facilitó la aparición de los Comités Ejecutivos Populares, que además de las expropiaciones, confiscaciones, sindicalización de industrias, etc. se encargaron de la represión en retaguardia de todo aquel potencialmente peligroso. Este denominado terror rojo, que se conoce por los “paseos”, las “checas”… fue finalmente dominado y controlado por el Gobierno Central, que lo sustituyó a partir de marzo de 1938 por mecanismos más acordes a un gobierno republicano. Gobierno que había puesto en marcha fuertes medidas de centralización para recuperar el poder en las calles. Posteriormente se castigó a los derrotistas, a los quintacolumnistas y a aquellos que renegaban de la continuación de una guerra que cada vez tenía más claro su final.
La dura represión llevada a cabo por los republicanos puede decirse que se caracterizó por ser ejecutada por grupos afectos a la República, pero que no actuaban por orden del Gobierno, más bien el Gobierno era incapaz de controlarlos; y por realizarse en tiempos de guerra, aunque se llevara a cabo en la retaguardia.
Por el contrario la represión puesta en marcha por los sublevados se haría fundamentalmente una vez finalizada la guerra y se mantendría durante muchos años después. Además estuvo dirigida y ejecutada por el Gobierno a través de sus representantes locales y los cuerpos de seguridad y el ejército. Frente a la falta de juicios en muchos de los fusilamientos llevados a cabo por grupos de la Columna de Hierro o la CNT, el franquismo respondió con farsas judiciales y juicios sumarísimos en los que la falta de garantía jurídica para el acusado era total. De hecho el bando de guerra de 1936 fue mantenido por Franco hasta 1948, lo que permitía a los militares juzgar en tiempo de paz mediante Consejo de Guerra a cualquier encausado. Son estas diferencias, llevarse a cabo en ausencia de un conflicto bélico y de forma controlada por el Gobierno, las que hacen mucho más inhumana la represión franquista.